En diciembre de 1950, con toda la energía que había puesto en su profesión Leonardo Resnik, o mejor dicho “Cholo”, decidió instalarse en la Siberia, tierras lejanas a las que pocas personas se animaban a venir a vivir. Pero como el barrio necesitaba de un buen farmacéutico, se presentó en la licitación, que ganó y pudo instalarse en el local de Rogelio Yrurtia, en la manzana del centro comercial, junto a su padre, que tenía su misma profesión.
Nacido en Rivera, provincia de Buenos Aires, curso sus estudios en la ciudad de Rosario para luego decidir probar suerte en la Capital.
Nos cuenta que las casas fueron primero alquiladas y luego vendidas a pagar a 30 años sin interés y era inembargables, lo que daba tranquilad a los nuevos vecinos.
Recuerda a sus vecinos: el Sr. Marini dueño de la sala de Cine Teatro, las anécdotas con el Padre Benítez y el Padre Lombardero; el almacén; la Fundación Eva Perón-Unidad Básica en la calle Ceritti y C. Larralde a cargo del Sr. Corral; la lechería de Paterno; la panadería sobre la calle A. Williams, la amistad con los jefes del Correo. También vienen a su memoria los diputados Peralta, Presta y González, los senadores Calviño y Correa (que fue Presidente Previsional del Senado).
Nos cuenta que también las casas fueron otorgadas a funcionarios como el Ministro San Martín de Aeronáutica; Cárcamo de Transporte; Mendé, de Asuntos Técnicos; Mendé Brun, Director de Migraciones; a los militares Edelmiro Adaro; Sapurovich, de Marina; Bilbao y a Chialzeta, sobrino de la primera esposa de Juan D. Perón; y el Mayor Vicente que vivía en Rogelio Yrurtia y A. Palma; y tantos otros viejos amigos como solía ser en aquella época, no un vecino más.
No recuerda la casa, pero sí a la actriz Susú Pecoraro que vivía en 20 de Febrero, cerca de la casa de la Sra. Presta, también vecina de aquellos tiempos.
Cuenta que el Barrio, por aquel entonces, estaba alambrado y se entraba por la calle Aizpurúa, el agua corriente venía directamente de O.S.N. y las líneas telefónicas las instalaron en 1952; como medio de transporte sólo tenías la líneas 106. Se sonríe ante el recuerdo de los bailes de carnaval y cuando don Watson batió el record de 24 horas dando vueltas por el parque con su auto.
Formó parte de la Junta Vecinal con el Dr. Osvaldo Bellizzi y otros vecinos, y su local “la farmacia”, fue centro de recepción de las novedades que iban surgiendo. La que surgió ante la necesidad de acercamiento entre los vecinos para poder dar ímpetu y atender las urgencias del barrio. Años más tarde también integró la Asociación Vecinal.
En el año 1987 los avatares económicos lo hacen tomar la decisión de vender la farmacia y se muda a otro barrio. Su presencia como profesional dejó una huella muy marcada dentro de sus vecinos, no había nadie que dejara de consultarlo cuando algún malestar lo aquejaba. Vendido el fondo de comercio abren nuevamente otra farmacia, pero dura pocos años.
Hoy sigue trabajando para entretenerse y junto a su esposa no dejan de visitarnos, ya que su única hija sigue viviendo en aquella casa de los años cincuenta a la que llegó con ansias de progreso.
Su ausencia no se nota “Cholo” es sinónimo del barrio, nadie lo puede olvidar, sigue estando en boca de los que lo conocimos, y en muchas oportunidades hacemos referencia a él diciendo ¡ allá…donde estaba la farmacia de Cholo…!, o cuando necesitamos una medicina el clásico ¡te acordas de Cholo, si estuviera…!-
Un grande entre los vecinos del barrio Brig. Cornelio Saavedra.
Gracias por su tiempo.
Nota. Norma H. Rozadas.