Nuestro Barrio, construido sobre tierras de Luis María Saavedra, como así también el Museo y la Biblioteca, tienen el honor de llevar el nombre del Presidente de la Primera Junta “Brigadier Cornelio Saavedra“, hombre clave en la heroica Revolución de Mayo.
Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez (15 de septiembre de 1759-1829) nacido en Potosí, cursó estudios en el Real Colegio de San Carlos destacándose por su inclinación por la filosofía, los que quedaron inconclusos ya que debió dedicarse a las tareas rurales. La función pública comienza en 1797 como regidor; dos años más tarde es nombrado procurador y en 1801 alcanza el cargo de alcalde de primer voto. Fue estadista y sostuvo una imagen de hombre tranquilo y sereno, muy pensante y medido en sus decisiones que actuaba con prudencia y moderación.
Ya en 1808 participaba de las reuniones de la jabonería de Vieytes y en la casa de Rodríguez Peña.
Con las invasiones inglesas nace la vocación la militar, tras lo que creó el Cuerpo de Patricios para defenderse del ataque inglés.
En sus memorias escribió: “Este fue el origen de mi carrera militar. El inminente peligro de la patria; el riesgo que amenazaba nuestras vidas y propiedades, y la honrosa distinción que habían hecho los hijos de Buenos Aires prefiriéndome a otros muchos paisanos suyos para jefe y comandante, me hicieron entrar en ella”.
Cuentan que la célebre frase que utilizaba para demorar la revolución era: “todavía no es tiempo, las brevas no están maduras”.
Su participación durante los hechos de mayo fue sumante importante ya que negó a Cisneros en la reunión de comandantes del 20 de mayo y en el Cabildo Abierto del 22, votó a favor de la destitución del virrey.
Aquel 25 de mayo de 1810, con un Cabildo nuevamente reunido junto a los vecinos comandantes y oficiales anoticiaron al pueblo que una soberanía nueva estaba naciendo, y anunciaron los integrantes de la Junta de Gobierno:
“En la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Aires, a los veinticinco días de mayo de mil ochocientos diez, sin haberse separado de la Sala Capitular los Señores del Excelentísimo Cabildo, se colocan a la hora señalada bajo de dosel, con sitial por delante, y en él la imagen del Crucifijo y los Santos Evangelios, comparecieron los Señores Presidentes y Vocales electos de la nueva Junta Provisional Gubernativa:
Don Cornelio Saavedra; Dr. Juan José Castelli; Licenciado Don Manuel Belgrano; Don Miguel de Azcunaga; Pbro. Dr. Don Manuel Alberti; Don Domingo Matheu; y Don Juan de Larrea y los señores Secretarios Dr. Don Juan José Paso y Dr. Don Mariano Moreno quienes ocuparon los lugares que los estaban preparado, colocándose en los demás los Prelados, jefe y Comandantes y personas de distinción que concurrieron…
Seguidamente (el Presidente), hincado de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar lealmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro Augusto Soberano el Sr. Don Fernando Séptimo y sus legítimos sucesores y guardar las leyes del Reino…” (Historia Argentina, S. Fernández Arlaud).
Disuelta la Junta Grande, se radica en la provincia de San Juan, y a pesar de las persecuciones que sufrió nunca fue detenido. En 1818 recibe el rango de Brigadier General de los ejércitos de la Nación con retroactividad a 1811, y más adelante fue el Jefe de Estado Mayor.
Falleció en Buenos Aires el 29 de marzo de 1829, y sus restos descansan el Recoleta, decisión tomada por el gobernador de Buenos Aires Juan José Viamonte, quien rinde homenaje con un decreto que decía:
“El primer comandante de Patricios, el primer presidente de un gobierno patrio, pudo sólo quedar olvidado en su fallecimiento por las circunstancias calamitosas en que el país se hallaba; pero después que ellas han terminado, sería una ingratitud negar al ciudadano tan eminente el tributo de honor debido a su mérito y a una vida ilustrada con tantas virtudes que supo consagrar entera al servicio de la patria.”